Y simplemente un día no estaré o no estarás, no porque hayamos querido irnos sino porque nos tocará marchar... y me arrepentiré o te arrepentirás de los besos que no dimos y en los labios se tuvieron, obligados, que marchitar. Recordaré cuando no estés o recordarás, el calor que en los inviernos mis brazos al cobijarte te darán, y querré o quizás vos querrás, dormirte de nuevo mientras te conocen mis manos y tristemente, tristemente no estarán. Extrañaré o puede que te toque extrañar, el brillo que en el marrón de nuestros ojos se pintaba al compás, al compás de aquellas caricias que en el terciopelo de los poros se quedarán. Y ojalá me vaya yo primero y me lleve esta entrañable forma de amar, y si te vas tú primero, amado mío, llévame contigo. Llévame, ¡para amarte otra eternidad!
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