Pongo un pie
delante de otro, y así miro por donde camino, miro lo que me rodea, miro lo que
respiro, miro de manera inconsciente quienes me miran y miro cuando me hablan,
cuando me escuchan, cuando me regalan una sonrisa...Miro un día de sol y de
lluvia, un atardecer en el rincón del silencio y paz; esa tranquilidad única
que me brinda mi casa que se volvió sin darme cuenta un hogar, miro las caras
tristes de la gente que a mi lado camina, que como borregos van a sus trabajos o a sus estudios o a sus calles sin rumbo fijo doblando
en cada esquina, miro la calle abajo y la calle arriba, miro el anden recién
pintado y el pavimento agrietado por haber mas vehículos que pies que caminan,
miro las avenidas congestionadas y las farolas de las noches encendidas, miro
la muerte rodeando los arboles y las tabernas, la soledad paseando por los
parques y las bibliotecas, miro mis pensamientos y mis sentimientos, y fue
cuando mire que mis ángeles ahora caminan de la mano de mis demonios, mis
esperanzas y mis miedos, mis eternos vaivenes entre la alegría y la nostalgia,
miro mis manos y mis pies, miro como mis manos crean y como van uno delante de
otro mis pies, y así es como veo en suburbia el día día, y así es como observo
como transita por mis calles la vida...
Extraído de "Muerte en cada cigarrillo y un
café"
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