Basta ya. Dejémonos de niñerías que no estamos para eso, el tiempo no es eterno y ciertamente no nos hacemos más jóvenes.
Yo te quiero: ya está, ya lo dije. Y sé que tú me quieres. Es cierto, no me lo has dicho nunca, pero yo lo veo en tu mirada que se ilumina cuando me miras, en tu sonrisa que se asoma tímida y luego se ensancha cuando la mía le responde, lo siento cuando "accidentalmente" me rozas y se te eriza la piel, cuando retienes un poco más mi mano al saludarme y el beso en la mejilla se acerca peligrosamente a la comisura de mis labios, me lo dicen el tartamudeo en tus palabras y el tono de tu voz que se vuelve más suave, más cálido cuando te diriges a mí. El rubor en tus mejillas y como apartas rápidamente la mirada cuando te descubro buscándome en la multitud. Tampoco mienten los latidos de tu corazón cuando te paras junto a mi. Encuentro cualquier pretexto para acercarme un poco más a ti.
Ven. Mírame. Háblame. Tócame. Di que me quieres. Ya es hora de que tú y yo encadenemos a los demonios y visitemos juntos el paraíso. No tengas miedo, mi respuesta a ti siempre será "Si".
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar